“Pero Sion dijo: Me dejó Jehová, y el Señor se olvidó de mí.
¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.
He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros” Isaías 49:14-16
Una de las emociones más dolorosas y más difíciles de asimilar por el ser humano es la sensación de abandono. La soledad es la plaga del siglo XXI, curiosamente somos la generación más interconectada y comunicada de toda la historia pero también la generación solitaria.
¿Estás diciendo Dios no me escucha? ¿Estás pensando que inicias otra semana y debes batallar sola o solo? ¿Crees que nadie puede ayudarte?
Mientras cuentas tus últimas monedas, revisas tu difícil calendario o suspiras por las frustraciones del presente quiero que sepas que Dios te ama con amor eterno, que nunca se olvidará de ti; que el amor aún de una madre por su hijo es limitado y finito versus el amor del Eterno Señor hacia ti.
Si los demás te dejan o te olvidan, o si fuiste tú quien los dejaste y ahora estas en una esquina; Dios quiere que sepas que en esa esquina te sigue amando; aunque te hayas burlado de Él o quizás lo hayas hecho aún lado, Él te dice tu nombre está esculpido en mis manos, camina en mi voluntad, no tomes caminos que solo te traerán dolor. Yo quiero edificar tus muros.
Un abrazo. Dios los bendiga abundantemente
Alejandro Vargas